lunes, 12 de agosto de 2019

2 REYES. CAPÍTULO 3.

Jorán de Israel (852-841)

31Jorán, hijo de Ajab, subió al trono de Israel, en Samaría, el año dieciocho del reinado de Josafat de Judá. Reinó doce años. 2Hizo lo que el Señor reprueba, aunque no tanto como sus padres, pues retiró la estela de Baal levantada por su padre. 3Pero repitió a la letra los pecados que Jeroboán, hijo de Nabat, hizo cometer a Israel.
4Mesá, rey de Moab, era ganadero y pagaba al rey de Israel un tributo de cien mil corderos y la lana de cien mil corderos. 5Pero cuando murió Ajab, Mesá se rebeló contra Israel. 6Entonces el rey Jorán salió de Samaría, pasó revista a todo Israel 7y mandó este mensaje a Josafat de Judá:
-El rey de Moab se ha rebelado contra mí. ¿Quieres venir conmigo a luchar contra Moab?
-Sí. Tú y yo, tu ejército y el mío, tu caballería y la mía somos uno.
8Luego preguntó:
-¿Por qué camino subimos?
Jorán respondió:
-Por el camino del páramo de Edom.
9Así, pues, los reyes de Israel, Judá y Edom emprendieron la marcha. Pero después de un rodeo de siete días, se le acabó el agua al ejército y a las acémilas. 10Entonces el rey de Israel exclamó:
-¡Ay, el Señor nos ha reunido a tres reyes para entregarnos en poder de Moab!
11Pero Josafat preguntó:
-¿No queda por ahí algún profeta para consultar al Señor?
Uno de los oficiales del rey de Israel respondió:
-Ahí está Eliseo, hijo de Safat, que daba aguamanos a Elías.
12Josafat comentó:
-¡La palabra del Señor está con él!
Entonces el rey de Israel, Josafat y el rey de Edom bajaron a ver a Eliseo, 13pero Eliseo dijo al rey de Israel:
-¡Déjame en paz! ¡Vete a consultar a los profetas de tu padre y de tu madre!
El rey de Israel repuso:
-Mira, es que el Señor nos ha reunido a tres reyes para entregarnos en poder de Moab.
14Eliseo dijo entonces:
-¡Vive el Señor de los ejércitos, a quien sirvo! Si no fuera en consideración a Josafat de Judá, ni siquiera te miraría a la cara. 15Pero, bueno, traedme un músico.
Y mientras el músico tañía, vino sobre Eliseo la mano del Señor, 16y dijo:
17-Así dice el Señor: <<Abrid zanjas por toda la vaguada>>. Porque así dice el Señor: <<No veréis viento, ni veréis lluvia, pero esta vaguada se llenará de agua y beberéis vosotros, vuestros ejércitos y vuestras acémilas>>. 18Y por si esto fuera poco, el Señor os pondrá en las manos a Moab: 19conquistaréis sus plazas fuertes, talaréis su mejor arbolado, cegaréis las fuentes y llenaréis de piedras los mejores campos.
20En efecto, a la mañana siguiente, a la hora de la ofrenda, vino una riada de la parte de Edom, y se inundó de agua toda la zona. 21Mientras tanto, los moabitas, sabiendo que los reyes iban a atarcarlos, había hecho una movilización general, desde los que estaban en edad militar para arriba, y se habían apostado en la frontera. 22Madrugaron. El sol reverberaba sobre el agua, y al verla de lejos, roja como la sangre, 23los moabitas exclamaron:
-¡Es sangre! Los reyes se han acuchillado, se han matado unos a otros. ¡Al saqueo, Moab!
24Pero cuando llegaron al campamento israelita, Israel se levantó y derrotó a Moab, que huyó ante ellos. Los israelitas penetraron en territorio de Moab y lo devastaron; 25destruyeron las ciudades, cada uno tiró una piedra a los campos mejores hasta llenarlos, cegaron las fuentes y talaron los árboles mejores, hasta dejar sólo a Quir Jareset, a la que cercaron y atacaron los honderos. 26Cuando el rey de Moab vio que llevaba las de perder, tomó consigo setecientos hombres armados de espada para abrirse paso hacia el rey de Siria, pero no pudo. 27Entonces agarró a su hijo primogénito, el que debía sucederle en el trono, y le ofreció en holocausto sobre la muralla. Y se levantó una oleada tal de indignación contra Israel, que tuvo que retirarse y volver a su país.

Explicación.

3 Nos trasladamos a la región sureste de Palestina, a Edom y Moab. El ejército de Israel unido al de Judá pueden dar la vuelta al sur del Mar Muerto y atacar a Moab por la frontera menos fortificada, a condición de tener paso libre por el territorio de Edom. El capítulo supone que reina en Edom un rey vasallo o aliado de Judá.

Al sur del Mar Muerto arranca el valle que baja hasta el golfo de Eliat; Edom se asienta a ambos lados de esta fractura. Los ejércitos aliados pasan el valle y avanzan hacia las montañas de enfrente, penetran hasta donde el río Zared se hace vadeable, y presentan batalla desde el este, en una zona lejana del río. El gran rodeo es una ventaja estratégica, y a la vez presenta un serio problema logístico, el aprovisionamiento de agua para un triple ejército. Moab, por su parte, no sufre el último problema. Una vez más, el agua es cuestión de victoria o derrota, de vida o muerte. Aquí se inserta la acción de Eliseo, profeta de las aguas.

3,4 De este rey Mesá conservamos una estela en que cuenta su lucha por la independencia, y que se puede datar hacia el año 830. En ella el rey habla solamente de Israel, y no de Judá.

Es dudosa la traucción "ganadero", otros prefieren traducir "agorero".

3,7 La respuesta de Josafat es la misma que en 1 Re 22,4.

3,10 La frase de Jorán expresa su fe en el Señor y su falta de confianza.

3,11 Jue 20,18; 1 Re 22,7.

3,12 Esto indica que la fama de Eliseo se ha extendido también a Judá: los profetas no son monopolio de uno de los reinos. Si la consulta la formula Jorán, es por ser el jefe de la expedición.

3,15-16 La música es uno de los medios para inducir el trance profético (cfr. 1 Sm 10,5).

3,20 En una zona alejada a poniente cae lluvia abundante, que hincha los torrentes de la montaña; el agua baja repentina y llena las zanjas de la vaguada. El suceso es perfectamente natural, lo extraordinario es que el profeta lo haya previsto y haya sugerido el medio para aprovechar el paso efímero del agua.

3,22 El original juega con las palabras semejantes sangre y rojo (dam, ´adummim), que recuerdan también a Edom; por séptima vez suena la palabra "agua" en la narración.

3,23 Jue 7,22.

3,25 Antes de entrar en vigor la ley de Dt 20,19, se aplicaban estas represalias brutales contra el país enemigo.

3,26 El rey Mesá recurre a una medida extrema. Suponiendo que la derrota procede de la ira de su dios, Camós, le ofrece el sacrificio más precioso de todo el reino: su heredero. Lo ofrece sobre la muralla, en presencia de su ejército asediado y de los atacantes. El hecho es sobrecogedor para ambos: los moabitas recobran ánimos, los israelitas se consideran bajo la ira del dios protector de la ciudad, y escapan antes de caer sobre sus golpes. Esta explicación es bastante probable y supone que se mantiene el mismo sujeto en todas las oraciones sucesivas. La palabra hebrea qesep significa de ordinario la ira de Dios (Is 54,8; 60,10; Jr 10,10; 21,5; Sal 8,2; 102,11), rara vez significa la indignación humana.

El texto hebreo escribe Edom (en vez de Aram); ello significaría que el rey de Moab esperaba encontrar auxilio entre los idumeos, cosa poco de acuerdo con el hecho de la coalición; más razonable es leer Aram: el rey de Moab intenta abrirse paso hacia el Norte, pero el cerco se lo impide.

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