Josías de Judá (640-609) (2 Cr 34-35)
221Cuando Josías subió al trono tenía dieciocho años, y reinó treinta y un años en Jerusalén. Su madre se llamaba Yedidá, hija de Adaya, natural de Boscat. 2Hizo lo que el Señor aprueba. Siguió el camino de su antepasado David, sin desviarse a derecha ni izquierda. 3El año dieciocho de su reinado mandó al cronista Safán, hijo de Asalías, hijo de Musalán, que fuera al templo con este encargo:
4-Preséntate al sacerdote Jelcías; que tenga preparado el dinero ingresado en el templo por las colectas de los porteros entre la gente. 5Que se lo entreguen a los encargados de las obras del templo, para que lo repartan a los obreros que trabajan en el templo reparando los desperfectos del edificio 6(carpinteros, albañiles y tapiadores) o para comprar madera y sillares para reparar el edificio. 7Pero que no les pidan cuentas del dinero que les entregan, porque se portan con honradez.
8El sumo sacerdote, Jelcías, dijo al cronista Safán:
-He encontrado en el templo el Libro de la Ley.
9Entregó el libro a Safán, y éste lo leyó. Luego fue a dar cuentas al rey:
-Tus siervos han juntado el dinero que había en el templo y se lo han entregado a los encargados de las obras.
10Y le comunicó la noticia:
-El sacerdote Jelcías me ha dado un libro.
11Safán lo leyó ante el rey, y cuando el rey oyó el contenido del Libro de la Ley, 12se rasgó las vestiduras y ordenó al sacerdote Jelcías; a Ajicán, hijo de Safán; a Acbor, hijo de Miqueas; al cronista Safán, y a Asaías, funcionario real:
13-Id a consultar al Señor por mí y por el pueblo y todo Judá a propósito de este libro que han encontrado; porque el Señor estará enfurecido contra nosotros, porque nuestros padres no obedecieron los mandatos de este libro cumpliendo lo prescrito en él.
14Entonces el sacerdote Jelcías, Ajicán, Acbor, Safán y Asasías fueron a ver a la profetisa Julda, esposa de Salún, el guardarropa, hijo de Ticua de Jarjás. Julda vivía en Jerusalén, en el Barrio Nuevo. 15Le expusieron el caso, y ella les respondió:
-Así dice el Señor, Dios de Israel: Decidle al que os ha enviado: 16Así dice el Señor: <<Yo voy a traer la desgracia sobre este lugar y todos sus habitantes: todas las maldiciones de este libro que ha leído el rey de Judá; 17por haberme abandonado y haber quemado incienso a otros dioses, irritándome con sus ídolos, está ardiendo mi cólera contra este lugar, y no se apagará>>. 18Y al rey de Judá, que os ha enviado a consultar al Señor, decidle: Así dice el Señor, Dios de Israel: 19<<Puesto que al oír la lectura lo has sentido de corazón y te has humillado ante el Señor, al oír mi amenaza contra este lugar y sus habitantes, que serán objeto de espanto y de maldición; puesto que te has rasgado las vestiduras y llorado en mi presencia, también yo te escucho -oráculo del Señor-. 20Por eso, cuando yo te reúna con tus padres, te enterrarán en paz, sin que llegue a ver con tus ojos la desgracia que voy a traer a este lugar>>.
Ellos llevaron la respuesta al rey.
Explicación.
22 Cuando Josías subió al trono, la situación política había cambiado notablemente. Asiria había iniciado ya el curso de su decadencia definitiva. El rey Asurbanipal es más famoso por la gran biblioteca que organizó que por sus campañas militares (es el Sardanápalo de la leyenda). En su época se prepararon los cambios que dieron paso a una nueva era.
Los enemigos del imperio asirio crecían y se consolidaban: los "bárbaros" escitas barrían la región septentrional, camino de Occidente; los medos, pueblo indoeuropeo, se hacían amenazadores, en Babilonia se proclamaba rey el arameo Nabopolasar, dando comienzo al nuevo imperio babilónico; Egipto volvía a ser una potencia.
Durante el reinado de Josías cayó Nínive, capital del imperio asirio, bajo la presión combinada de medos y babilonios. Acontecimiento profetizado por Nahún. Después del silencio impuesto por la persecución de Manasés, los profetas vuelven a hablar: primero Sofonías, después Jeremías como Ezequías tuvo a su lado a Isaías, así Josías contó con Jeremías; son dos binas descollantes. La vocación de Jeremías sucedió el 627, pero es difícil decir cuándo comenzó su colaboración con el rey (cuando en 622 encuentra el libro, consultal a Julda, no a Jeremías).
Josías pasa a la historia por su radical reforma cúltica y por su trágica muerte. La reforma religiosa comenzó probablemente en cuanto el rey se afianzó en el trono y el partido asiriófilo perdió terreno. El autor concentra los hechos de modo que es imposible reconstruir las etapas de la reforma.
22,2 Dice Ben Sira (49,4): "Excepto David, Ezequías y Josías, todos se pervirtieron."
22,4-7 Se reanudan las obras iniciadas por Joás un siglo antes (capítulo 12).
22,8-20 El hallazgo del Libro de la Ley o libro de la alianza es uno de los hechos trascendentales de este reinado. Probablemente se trataba de una versión anterior, menos desarrollada, de nuestro Deuteronomio. El núcleo de este libro, 12-26, es una especie de código legal, con explicaciones y exhortaciones incorporadas a la serie de leyes. El libro está estilizado, aproximadamente, en forma de documento de alianza: con una introducción histórica, una serie de leyes, una lista de bendiciones y maldiciones. Los capítulos 29-31 presentan una segunda alianza en tierras de Moab, mientras que un aparte del capítulo 27 se refiere a la renovación de la alianza en Siquén. Ningún libro como el Deuteronomio merece el doble título del Libro de la Ley y Libro de la Alianza.
Es cierto que varias partes del libro son posteriores a Josías, y que algunas presuponen el destierro. En cambio, es imposible señalar las fechas de composición del resto.
En lo político, el libro tiene espíritu democrático; en lo religioso, postula una rígida centralización del culto; en lo militar, renueva el antiguo ideal de la guerra santa; étnicamente, toma una actitud intolerante ante la población cananea; en lo social, es un libro animado de profundo sentido de justicia y caridad.
El narrador se va a concentrar en la reforma cúltica de Josías, sin decir nada de sus reformas sociales, que debieron de ser importantes. Hay que completar estos dos capítulos con la lectura del profeta Jeremías.
El hallazgo del libro suena a hecho casual. Como el templo cobijó un tiempo al sucesor de David hasta su coronación (Joás bajo Atalía, 2 Re 11), así ahora el templo ha custodiado un precioso documento de renovación y vuelta al ideal primitivo de la alianza.
22,8 Se introduce con artículo, como cosa conocida. Teóricamente, el arca contenía el libro o protocolo de la alianza sinaítica. El nuevo libro es una cosa diversa, no radicalmente nueva, reconocible. Fue el sacerdote quien lo encontró y dio la noticia; en su actividad sacerdotal tenía que estar familiarizado con muchos contenidos de ese libro.
22,11-13 Basta leer algunas maldiciones de los capítulos 27 y 28 del Dt (incluso la versión breve), para comprender la sorpresa y el terror del rey. El libro se convierte en interpretación teológica del momento actual, mientras el rey lo va leyendo: si Judá y Jerusalén han llegado al presente estado, es como castigo enviado por la cólera del Señor. En los oídos del rey el libro suena como voz profética, denunciando delitos; o más bien, de los delitos acumulados en generaciones, que pesan sobre la generación presente. La consulta busca un medio de expiar el delito y apartar la cólera de Dios.
22,14 En este momento no basta un oráculo sacerdotal ordinario; los dignatarios de la corte, incluido el sumo sacerdote, tienen que recurrir al oráculo profético. ¿Por qué Julda? ¿Es que Jeremías todavía no se había acreditado? El autor no encuentra nada extraño en la elección. Jeremías pertenecía a una familia sacerdotal de Anatot, mientras que Julda era la mujer de un empleado subalterno del templo. Esta profetisa hace compañía a Débora.
22,16-20 El oráculo ha sido reelaborado en estilo deuteronomista, sobre todo en la parte que concierne al templo.
22,17 La cólera es el incendio metafórico que se convertirá en realidad (véase el capítulo final y Ez 9).
22,18-19 A favor del rey se apunta la conversión interna y los gestos externos que expresan la penitencia. Es la actitud inicial, antes de las obras de reforma.
22,20 La cláusula "en paz" hay que entenderla en posición adversativa: sin que veas la desgracia del templo y ciudad. En este sentido la profecía se cumple, la muerte prematura del rey es un acto de misericordia. No se cumple si pensamos en muerte natural. La palabra hebrea shalom tiene una ancha gama de significados; puede ser que los contemporáneos la interpretasen en sentido estricto, lo cual aumentaría el escándalo de su muerte en batalla.
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